(Foto de Anny Rosa Garcia)
BENDICIÓN O MALDICIÓN DE UNA
VIDA.
Laura mujer de 18 años vive en el valle, tuvo a su
primer hijo cuando estaba cursando el grado decimo del bachillerato, en el
momento que le dieron la noticia del embarazo, sintió un frio que le helaba el alma y se desubicó
totalmente. Contó con un poco de apoyo porque la familia del muchacho le colaboró y se fue a
vivir en la casa de ellos, la madre del muchacho “era un amor pero la familia
de la señora me mantenía tirando sátiras y lo peor es que no podía discutir por
que no estaba en mi casa, es mas no tenía ni para comprarme un interior o una
bolsa con agua, dependía de ellos totalmente me toco aguantarme, hasta me
regañaban por corregir a mi hijo”, expresó Laura.
Al pasar dos años Laura volvió a
quedar en embarazo, ya no era una responsabilidad sino dos; ella dice que no se
arrepiente de tenerlos pero que hubiera preferido tenerlos a la edad de
los 40 años, pues así no sentiría ese
resentimiento hacia los niños por haber dejado de vivir y dedicarse a ser la
que todo lo hace pues ella no logra tener respiro.
A pesar de todo a Laura le da tristeza con sus niños porque sabe que ellos
sienten su desamor, hasta han llegado a reprocharle que los odie tanto. No
obstante ella expresa que si los ama pero que con tanto estrés y preocupaciones
no se los ha demostrado, manifiesta que le gustaría tener más tiempo para
ellos, pero también considera que primero está la búsqueda de un futuro mejor para
sus hijo, entonces el sacrificio valdrá la pena.
Actualmente Laura tiene 28 años,
su hijo Cristian tiene 10 y David 8, ya tiene su casa y le consiguió una a su
madre; le ha tocado luchar duro y está terminando sus estudios. Ahora su
preocupación es su hermana, Sandy que tiene 19 años y quedó embarazada, “Deje el colegio finalizando decimo grado, el otro mes entro a estudiar por ahí en junio
entro a acelerado porque normal me demoro mucho para terminar a los 21 años no
aguanta” cuenta Sandy. Lo rescatable del caso es que a pesar de eso ella quiere
seguir con sus estudios “Quiero estudiar
eso de rajar cuerpos me gusta la
criminalística”. Dijo Sandy
Sandy
decidió interrumpir su embarazo y refiere que le quedaron muchos pensamientos
sobre el suceso, pues piensa que lo que hizo estuvo mal porque acabó con una
vida, pero ella pensaba que considerando
su estado de pobreza no podía tener un bebe. Cuando se decidió por el
aborto ella no sabía que esperaba trillizos, Laura la hermana de Sandy fue quien
le dio el dinero para pagar el procedimiento y fue acompañada por su mamá y su
papá; quien practicaría el aborto sería un viejo que lo hacía en un patio
que dice ella era” muy feo y asqueroso. Además me sentí horrible porque ese
viejito no puso nada y supuestamente ponía anestesia pero no puso nada. Eso
metió una cosa, pero eso duele horrible; yo sudaba y las manos se me pusieron
frías….me dolió mucho salí de allá sonza”
con una desesperación marcada en su rostro refiere Sandy.
El costo del aborto era 350 mil pesos, pero el señor luego dijo
que eran dos fetos, por lo cual cobro
150 mil pesos más. “Disque él se daba cuenta cuanto tenia de embarazo era tocando la barriga
y me dijo que tenía un mes porque tenía la barriga muy blandita que si hubiera tenido más de dos meses no lo hace”
comentó Sandy.
Una semana después del aborto fue
necesario ingresarla por urgencias en el hospital, ya que había sufrido complicaciones
de salud; cuando la evaluaron evidenciaron la presencia un feto dentro de ella el
cual aun estaba vivo pero sin liquido; al parecer el viejo le había extraído dos
fetos dejando uno dentro de la mujer, adicionalmente el aborto le dejo una
infección urinaria y tuvieron que aplicarle
antibióticos.
Al día siguiente la llevaron a la
sala de partos y le introdujeron una pastilla para inducirle las contracciones.
“Hay pero que cólicos tan
hijueputas. Huis yo temblaba, sudaba una cosa y la otra; me pusieron una inyección porque me volvió a dar
escalofrío y bueno se me quito, pero quedaban esos cólicos.
A mí me llevaron un Gatorade todo
frio y lo cogí y me presioné fuerte la barriga, cuando sentí que salió una
cosa. Hay descanse yo; era el bebé cuando lo vi sentí mucha angustia era
pequeñito lleno de sangre pero ya tenía formado sus deditos, pies; la cabecita
y era niño, porque el médico me dijo y además el feto tenía tres meses. El papá
del niño y mi mamá no quisieron ver al niño.
Al feto lo tenían envuelto en una
cobijita verde y a Gabriel el papá del
bebe le tocó ir a comprar el ataúd, mi mamá y Gabriel fueron a enterrarlo
porque a mí no me dejaron salir hasta que no enterraran al bebé”.
Pero esta historia no termina en
el aborto pues lo lamentable de esto es que se acabo con unas vidas, con unas
criaturas a las cuales se les negó el derecho a nacer, derecho que si tuvieron los hijos de Laura que a pesar
de lo difícil de su situación inicial, ahora es una mujer que colabora con su familia y está bien económicamente ya que
tiene una muy bonita casa y vive tranquila, ella es consciente de que le falta
brindarle más tiempo y cariño a sus hijo, pero a pesar de eso ella seguirá
tratando de derrumbar cada obstáculo que se le presente en la vida.
En
ocasiones es necesario analizar los propios actos, aunque hay momentos en los
que es posible dejar que las cosas fluyan, también es necesario ser más
responsables pues como dice Sandy “Yo no tengo paciencia con los niños”, así
las cosas es importante mirar lo que se hace cuidando que no se genere un
resultado indeseable o difícil de enfrentar.
ANNY
ROSA GARCÍA HERNÁNDEZ.
Estudiante de Comunicación Social y Periodismo
Universidad Católica de Pereira
Estudiante de Comunicación Social y Periodismo
Universidad Católica de Pereira
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