Por: Cesar E. Rivas Lara
EL COMITÉ PRO-UNIVERSIDAD
Rafael Arango Rentería, Guido Arriaga Palacios, Amelia Barrios
Ferrer, Federico Barrios Ferrer, Esteban Caicedo Córdoba, Miguel A Caicedo
Mena, Isacio Caicedo Ríos, René Castillo Borja, Alfonso Castillo Perea, Rafael
Torres Copete, Gentil Abadía Córdoba, Luis Augusto Córdoba Mena, Carlos Córdoba
Posada, Juan de Dios Chaverra García, Demetrio Diaz Mena, Luis Ramón Garcés
Herazo, Ely Gómez Ortega, Vitalino Hinestroza Cossio, Juvencio Lozano Asprilla,
Jesús Lozano Asprilla, Nazly Lozano Eljure, Luis Carlos Mayo, Jesús Marino Mena
Moreno, Victor R. Mena Moreno, Eladio Mosquera Borja, Antonio Murillo Palacios,
Rafael Mario Palacios Córdoba, Aureliano Perea Aluma, Cruz Libardo Rentería
Ledezma, Oscar Serna Alvarez, Darcio Serna Córdoba, Armando Torres Perea, José
Auro Torres Girón, Jorge Valencia Díaz, Alfredo Valdés, Evelio Valois
Arrunátegui y Daniel Palacios Martínez
Desde un comienzo, el antedicho comité trazó las dos misiones
principales que debía cumplir la universidad:
1. Formar y capacitar jóvenes, para el mañana, con un alto nivel
académico y bajos costos en sus matrículas, y
2. Liderar el proceso de desarrollo del Chocó, generar trabajo
productivo y mejorar la calidad de vida de sus habitantes
EL ACTO INAUGURAL
El acto inaugural del instituto se llevó a cabo el 6 de marzo de 1.972,
en las aulas del Colegio Carrasquilla, mientras el rectorado dinámico del
doctor José Auro Torres Girón, quien con un espíritu solidario y entusiasta puso a nuestra disposición, a cambio de nada, las
instalaciones del colegio, con todas sus facilidades, para que allí cupiéramos
todos cuando no teníamos dónde funcionar. Presidió el acto el gobernador de
entonces, Diego Córdoba Zuleta, hijo del extinto Diego Luis Córdoba.
Cristalizaba así una idea calificaba de utópica por un delegado del Ministerio de Educación, cuando a comienzos de 1971, se trasladó a esta capital, para
conocer en el lugar los adelantos del
proyecto; y en plena reunión con directivos, potenciales profesores y futuros
estudiantes, dijo textualmente, con desparpajo irreverente, que ese proyecto de
crear una universidad en el Chocó era “una locura”, que no tenía asiento
en la realidad, porque no teníamos presupuesto ni planta física, y menos
recursos para dotarla de equipos y laboratorios ; tampoco profesores
calificados para las exigencias de ese nivel que garantizaran su enseñanza y
permanencia; de manera que su recomendación era esperar, unos años más, para
madurar la idea, llenarnos de motivos y retomar la iniciativa.
Recordamos de aquel día glorioso un incidente: cuando estábamos prestos
al momento solemne, Quibdó se quedó a oscuras(sin fluído eléctrico), y hubimos
de alumbrarnos con velas para sacar el proyecto adelante. No dejamos de
preguntarnos, en aquellos momentos de confusión, si ese imprevisto se debía a
fenómenos contrastivos de la naturaleza, que a veces no nos quiere, o a manos
de quienes transpiraban pesimismo y lo replicaban, en forma manifiesta y
velada, sentenciando, así, la universidad al fracaso.
PRIMEROS PROGRAMAS Y SUS DIRECTORES
-PRIMEROS EGRESADOS-
El instituto inició básicamente con la Facultad de Educación y la de
Humanidades y Artes y los siguientes programas: Matemáticas y Física (31
estudiantes);su primer director fue el profesor Esteban Murillo Murillo.
Ciencias Sociales y Económicas(29 estudiantes);su primer director fue el
profesor Carlos Mayo Córdoba. Química y Biología(21 estudiantes);su primer
director fue José Auro Torres Girón. Trabajo social (14 estudiantes); su primer
director fue John Herbert Valencia Barco. Psicopedagogía y administración
educativa (38 estudiantes);su primer director fue el profesor Evelio Valencia
Palacios. Administración de empresas (27 estudiantes); su primer director fue
el doctor Federico Barrios Ferrer (q.e.p.d). Finalmente, el programa de
idiomas(19 estudiantes), unidad académica de la que fui director durante 23
años. El primer Decano de estudios equivalente, hoy, a la figura de
Vice-rrector académico, fue el profesor Faustino Cuesta Caicedo. El primer
Secretario General fue el profesor Angel Antonio Palacios Rivas, conocido
coloquialmente como “Antoñí”, quien después
llegó a ser el primer Secretario Académico, primer Director Administrativo y
primer Jefe de Personal y Servicios Administrativos. Los primeros profesionales
egresaron en 1976.
LAS CLASES: PROFESORES Y ESTUDIANTES
Las clases Iniciaron el 7 de marzo de 1972 con un total 208
estudiantes y 24 docentes. Registramos los nombres de estos docentes que
burilaron sus nombres en las páginas de la historia de nuestra universidad:Luis
Augusto Córdoba Mena, Esteban E Murillo Murillo, Juan De Dios Chaverra García,
José Auro Torres Girón, Federico Barrios Ferrer, Evelio Valencia Palacios,
César E Mosquera Cetre, Miguel A Caicedo Mena, John Herbert Valencia Barco,
Juan Fernando Restrepo, Armando Torres
Perea, Juvencio Lozano Asprilla, Ramón Brito Pino, Luis Ernesto Mosquera
Caicedo, Ramón Olier Murillo Murillo, Guido a González Quejada, Francisco Díaz
bello, Alfredo Valdés, Luis Carlos Mayo, Isaías Rentería Mosquera, Néstor
Emilio Mosquera, Jesús Lozano Asprilla, Ely Gómez ortega y el autor de estas líneas.
En cuanto a los docentes, hay que decir, en estos apuntes, que son la historia naciente de la universidad, que se convocó a distintos
profesionales chocoanos, residentes en el interior del país, para que prestaran
su concurso profesional y se vincularan a ella, pero su respuesta fue
decepcionante. Pues, consideraron que prestar sus servicios, en el Chocó, era
poner en riesgo su estabilidad laboral, ya fincada en otras capitales; que era
una alto riego cambiar la realidad por la incertidumbre. Pese a ello, hubo
quienes sin vacilaciones ni palabras intermedias, se unieron a la causa
educativa. No podemos pasar por alto los nombres de Esteban Murillo Murillo y
Faustino Cuesta Caicedo, quienes dejaron sus clases en la Universidad
Tecnológica de Pereira y se trasladaron, sin contratiempos a Quibdó a servir a
la universidad. Tampoco podemos olvidar, en la época
de los duros comienzos, el ejemplo que con un sí rotundo dieron, a la misma
causa, el sociólogo Zabulón Córdoba(q.e.p.d), profesor emérito de la
universidad pontificia Bolivariana de Medellín y Luis Carlos Palacios, conocido
cariñosamente como “Palita”, quien desarrollaba con éxito un programa
pecuario en la universidad de Medellín
Transcurridos los primeros años de vida de la universidad, algunos
docentes de la localidad que habían decidido acompañarnos en esa aventura de
soñar en grande por un Chocó mejor, por una razón u otra, se desvincularon
voluntariamente de la institución; otros, con el avance de los días, murieron,
y otros actualmente hacemos uso de nuestro buen retiro. Sólo uno, de aquella
época memorable, continúa en ella, sin pausa, en el noble ejercicio de su
apostolado. Mencionamos, entonces, el nombre del profesor Guido González
Quejada, adscrito a la Facultad de Educación, programa de Inglés y Francés,
hoy, el profesor en ejercicio más antiguo de la universidad del Chocó, con
quien iniciamos labores el 6 de marzo de 1972.
Recordamos con orgullo a toda esa pléyade de profesores fundadores con quienes,
inspirados en el gran ideal de servir, le apostamos a un Chocó promisorio, más
digno y más grande. Recordamos, también, con sincera expresión de nuestros
sentimientos a los que se nos fueron para no volver jamás: Luis Augusto Córdoba
Mena, Juan de Dios Chaverra García, Ramón Olier Murillo Murillo, Federico
Barrios Ferrer, Miguel A Caicedo Mena, Armando Torres Perea y Francisco Díaz
Bello. Descanso eterno para ellos! Descanso eterno, también, para otros, que se
nos adelantaron en el camino sin regreso, y que sirvieron a la institución con vocación y voluntad.
Un minuto de silencio por su descanso!
EL PRIMER RECTOR
El doctor Jesús Lozano Asprilla fue su primer rector, quien en su
momento memorable desarrolló una fecunda labor, digna de recordación por todos
los chocoanos sensatos; por ello, muy propósito, el Auditorio de la institución
lleva su nombre. Del doctor Lozano Asprilla hay que decir que, con una energía
vital a toda prueba, trabajó con vocación de servicio y desprendimiento por una
universidad que requería el concurso de sus mejores hombres para sacarla
adelante. Pues, siempre tuvo bien claro en su
mente el concepto de que en las nociones universales de fe y sacrificio por la
sociedad, a cuyo servicio se vive, la naturaleza del hombre superior ha de
desprenderse de cosas banales y fundirse en conjunto de acciones meritorias que
hacen la vida significativa, poblándola de signos ejemplares. De allí,
seguramente, deriva la emoción de simpatía ardiente que despertó alrededor suyo
por su entusiasmo, su abnegación y su entrega
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