MARLEN YADIRA ASPRILLA MENDOZA

MARLEN YADIRA ASPRILLA MENDOZA

jueves, 12 de abril de 2012

¿Ser o no ser? ¡Esa es la cuestión!


 Por: Daniel Isidoro Córdoba Córdoba

No soy un ser cuadriculado; prefiero,  sin querer ser un súper hombre, vivir mis propias experiencias; respirar la porción de aire que me ha sido destinada, y percibir la grandeza del universo a través de mi mortal figura corpórea.
Con gran añoranza, recuerdo como se fue gestando mi proceso de interacción con el mundo, y la manera tan decidida como acepté que mis padres me formaran en valores espirituales y morales, sometido ante la prueba de fuego más devastadora: la sociedad; en esta escuela de la vida, aprendí a pulir y fortalecer mi  carácter con profunda determinación.
Desde muy chico, a la edad más o menos de ocho años, ya me dedicaba a servir “a hacerle mandados” o “camarones” a la gente, de quienes obtenía desinteresadamente algún tipo de reconocimiento o estímulo. Todo esto lo hacía gracias a la condición activista de ser que me dio Dios, motivado, además, por la precaria condición socio—económica que marcaba, discriminaba y limitaba el alcance posicional de mi familia.
Toda esa dinámica a temprana edad me ayudó a formar carácter, templanza, determinación, sobriedad y benevolencia, por lo tanto, también “un estilo propio” fundamentado en la lógica de la aceptación y el reconocimiento a Dios, y la valoración y el respeto hacia los demás, sin importar sus inclinaciones ideológicas como conjunto de creencias y valores a partir del cual cada individuo se construye y se presenta ante el creador y ante el mundo. Mas, eso no significa que comparta las anquilosadas, reprimentes, y excluyentes posturas ideológicas que con su decir y actuar niegan la existencia del altísimo y arremeten como insaciables y devoradoras fieras contra la dignidad de las personas.
Por eso, como de alguna manera diría Miguel de Unamuno, prefiero ser yo mismo, un ser auténtico capaz de manifestarse, tomando propias decisiones, abriéndose paso hacia el mundo sin discriminar a nadie, pero sí, reconociendo por encima de cualquier cosa, al ser que por fe y reconocimiento me dio la vida y me sostiene hasta hoy.
¡Yo soy quien soy, gracias a Cristo! y gracias al amor insaciable de personas de distintas clases y condiciones, de diferentes etnias y culturas, de diversos géneros y estilos, y de diferentes etapas de la vida. No te limites, uno nunca sabrá quién será la persona que mañana le tenderá la mano; el único amigo fiel es Jesús, él no falla. ¿Ven, por qué no es satisfactorio perseguir a los demás por la perspectiva de vida que reproduce?
Fuimos creados a la imagen y semejanza de Dios, moldeados para convivir en armonía a partir del criterio y forma de ser de cada persona. Procuremos desprendernos del efímero, ruin y aniquilador flagelo de la indulgencia; utilizada como forma de vida o plataforma a través del cual, los inescrupulosos, incapaces y enemigos de la sociedad y el bienestar colectivo, juegan con la vida y honra de los demás, convirtiéndose en unos adornos míseros poco representativos del universo, que por falta de iniciativas y talante entregan su alma a cualquier demonio para que les monitoree y les oriente como peones hambrientos,  incapaces de identificar el talento que les ha sido otorgado por Dios. Servirle a alguien con respeto o reconocer a nuestros jefes, nunca será sinónimo de servirle a un esclavista, oportunista, y ejecutivo moderno, por llamarlo así, para hacerle daño a los demás.
No seamos tiranos. Respetemos  la personalidad y la libre expresión de las personas; no hacerlo representaría la forma de esclavitud más soterrada que se experimenta en pleno siglo XXI, y es tan cruda y sanguinaria como las primitivas formas de represión. Una persona sin ideología, es a mi manera de ver, como un ser sin espíritu, no piensa ni toma partido en la construcción de una sociedad más digna. Otros oportunistas lo hacen por él. No esperen nunca que un crítico, y si desean satanizar el término --un revolucionario--  les pida permiso para compartir con los demás y reflexionar de manera libre y espontánea sobre las cosas fundamentales de la vida, en aras de vivir su propia experiencia, porque si eso sucediese, simple y llanamente señores, quedaría insípido, convirtiéndose en un despreciado ridículo.
Si algún terco me preguntara: ¿a qué cuadrícula o partido político perteneces? simplemente le respondería que soy enemigo de las limitaciones extremas. No soy de aquí, mucho menos de allá. No soy liberal porque considero niegan la existencia de Dios y reproducen el libertinaje, pero con muchos de ellos trato. Prefiero, sin ser conservador, conservar mi temor a Dios, y los valores espirituales y morales necesarios para la armonía social.
No deseo ser de la “R” ni de la “U” porque para construir Justicia Social se requiere de dos palabras formadas por catorce signos que revitalizan y le dan sentido a la vida de los pueblos, donde todo el mundo tiene acceso a los servicios y materia prima del medio. ¿A caso no es verdad que esa realidad no es posible construirla solo con “R” o  “U”?
Tampoco soy amigo de los cambios radicales, porque estos son sesgados, dogmáticos, excluyentes, totalitaristas y arremetedores; para eso, existen el dialogo, las concertaciones abiertas y los procesos inclusivos. Prefiero “no tirarme la soga al cuello” porque fundamentado en la fe de Cristo, le temo; y reconozco en mis hermanos a seres humanos valiosos que se pueden equivocar.
Prefiero volar como las águilas, fortaleciendo miperspectiva de vida, y proyectando mi imagen sin deteriorar la de los demás. La vida, en ese sentido, no es un juego; es una realidad que debemos afrontar con determinación y libertad.Porque como aparece escrito en un mural, a las afuera de la Institución Educativa Femenina de Enseñanza Media y Profesional de Quibdó (IEFEM),  En este mundo, lo de  cada quien es tan importante, que sin lo de él, la estabilidad del todo entraría en cris

1 comentario:

  1. Partiendo de un principio el ser o no ser es una decisión de cada quien como persona a este escrito yo le agrego el libre albedrío que significa hacer lo correcto o lo incorrecto

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